De vida es toda una filosofía
la que con gracia lleva el zapatero:
remienda con diligencia y esmero
aquello que sabe que desvaría.
De vida es toda una filosofía,
y también la del corrector de estilo:
remienda por chacota y refocilo
imperfecciones de poca valía.
Préstame tus faltas de ortografía
(torpes adefesios, calambre al ojo):
despojaré yo del bárbaro abrojo
la ruda siembra de tu pluma impía.
Préstame tus faltas de ortografía
(un problema tan grave como agudo):
tallaré a su alrededor un escudo
indestructible de vana maestría.
Presa de la dañina habladuría
es éste, mi trabajo indiscreto:
nadie quiere pasar de analfabeto
ni ser objeto de bufonería.
Presa es de la dañina habladuría,
y con un poco de razón, seguro:
no haremos del mundo un lugar más puro
al resaltar errores... ¿quién podría?