El célebre filósofo griego Euxino de Pontos estableció hacia finales del s. VII a.C. la archiconocida y curiosa frase “Sobre gustos no hay nada escrito”; tanto más curiosa cuanto que, en ese tiempo, el índice de alfabetización era menor al uno por ciento. Así, pues, si era improbable que se escribiera sobre cualquier ámbito, más aún que se escribiera específicamente sobre los gustos. La sentencia de Euxino de Pontos resultaba, entonces, de una obviedad impresionante; como decir hoy, más o menos, “Sobre gustos hay algo escrito, en alguna parte del mundo, en alguna página de Internet”.
Ni siquiera el propio Euxino sabía escribir; por eso, sus composiciones filosóficas eran cantadas. Los versos más representativos del poema Aléjate, terrible Afrodita, cuyo sobaco (aunque perfume de rosas) repugnancia me provoca, donde se encuentra la susodicha frase, dicen así[*]:
Ni siquiera el propio Euxino sabía escribir; por eso, sus composiciones filosóficas eran cantadas. Los versos más representativos del poema Aléjate, terrible Afrodita, cuyo sobaco (aunque perfume de rosas) repugnancia me provoca, donde se encuentra la susodicha frase, dicen así[*]:
Zeus, en toda su omnipotencia, quiso,
pues sabio es de dioses y hombres el amo,
con alubias escoltar el chorizo
y con el justo medio el desparramo;
a los elogios unió el reclamo...
[**]
...sobre gustos no hay nada escrito.
De la Antigüedad nos llegó esta frase aislada, que, como vemos, termina haciendo honor a su sentencia: no habla sobre los gustos (ni sobre nada).
El gusto y el disgusto, nos ha enseñado la ciencia actual, se deben a fenómenos químicos y psicológicos[***] particulares de cada degustador. Incluso una teoría sobre el gusto o el mal gusto gustará a unos y no gustará a otros. Es la ley de la vida; es otra obviedad como la de Euxino de Pontos. Así como a alguien podría disgustarle la tarta de jamón y queso que hace mi madre, yo detesto hasta el vómito la salsa de tomate, la cebolla, la canela y una larga lista de ingredientes asquerosos que se usan de manera constante. Pero, ¡ey!, estoy dañado química y psicológicamente, y no es de buen gusto burlarse de los minúsvalidos[+].
Sin embargo, hay abundantes ocasiones en que decimos o pensamos "No puede ser que te guste eso", o "esa", cuando se habla entre hombres. Es una reacción normal: así como uno no debe avergonzarse de sus gustos[++], tampoco debe hacerlo con respectos a sus disgustos.
Lo que propongo, entonces, es la expresión absoluta del gusto y del disgusto sin ninguna precaución. Si dices, por ejemplo, "Me gusta cuando pintan a los pollitos de rosado", te diré "¡Además de una falta de respeto, es un asco! ¡No me gusta!".
Seremos libres. Discutiremos. Nuestras conversaciones se tornarán un constante club de la pelea donde, después de sacarnos sangre, nos abrazaremos amistosamente. Dirás "No me gusta discutir", y te diré "A mí me encanta".
---------------
[*]Según la traducción aproximada que Ernesto Henríquez hiciera del francés de Armand Grillet-Normand, que a su vez la hiciera del latín de Quintus Fulvius Maximus (sobrino de Leopoldo el Destetado y no su hijo), quien tradujo por primera vez al célebre Euxino de Pontos, luego de la trascripción que de los poemas de este último hiciera Ciclometeo de Yorkshire (asentamiento griego en lo que siglos más tarde sería Gran Bretaña).
[**]Hay aquí una laguna de cuatrocientos versos en el original.
[***]Sarasa.
[+]Aunque quizá para alguien sí sea de buen gusto burlarse de los minusválidos, y no podríamos recriminarle nada, porque él mismo sería un minusválido (y nosotros también lo seríamos si lo juzgáramos, y así sucesivamente hasta el infinito y más allá).
[++]Por si acaso, éste no es un post en defensa de la homosexualidad. Tampoco en contra.