jueves, 10 de abril de 2008

Teoría del bretonismo[*] (Cuatro lecciones básicas)

Primer paso: consiga un balón. O una pelota, o una bola, o un esférico de menor o mayor tamaño. No es tan difícil, considerando que más del ochenta por ciento de los deportes se juegan con ese objeto redondo que usted necesita[**]. Ni siquiera es tan necesario un balón, ahora que recuerdo. En la escuela Nº 19 "Domingo Faustino Sarmiento", jugábamos con una latita de Coca-Cola, que era pisada hasta quedar como un disco. Eso era jugar "a ras de piso", como quieren los técnicos de los mejores equipos del mundo. Pasa que si se levantaba un poco la latita, empezaba a entrar en el terreno del peligro personal: aluminio más yugular igual catástrofe escolar. Así que, pensándolo bien, mejor consígase un balón.
Segundo paso: patéelo. Sí, así de simple. Patéelo. Patéelo de un lado para el otro. Lo patea, lo va a buscar, lo patea, lo va a buscar. Si se posiciona frente a una pared, puede patearlo más seguido. Lo patea y el balón viene a usted, lo patea y el balón viene a usted. Practique también patearlo mientras camina, patearlo mientras corre, patearlo hacia arriba, con la parte interna, con la parte externa, con el empeine... Sólo no lo tome con la mano, si no quiere desde ya destinarse al arco, el lugar más solitario de la cancha. Patéelo. Descalzo, con botines, con zapatos de vestir, con pantuflas, con chancletas...; no importa: pa-té-e-lo.
Tercer paso: juegue en todos lados. Como en el tenis, es necesario poder desenvolverse sobre distintas superficies. Juegue sobre arcilla, juegue sobre cemento, juegue sobre el asfalto de la avenida, juegue sobre el adoquinado de la transversal; juegue sobre el césped del patio o sobre la alfombra de la sala: un palo del arco es el televisor; el otro, la mesita que sostiene el florero preferido de Mamá. Convierta cualquier escenario en una canchita. Si es todavía un niño, abuse de su inocencia: ante cualquier queja maternal, explique con cara de arrepentido "No sabía que no podía jugar acá. No lo volveré a hacer". Si es adulto, haga valer su autoridad: "¡Qué joder! Yo juego donde me da la gana".
Cuarto paso: socialice. Tome el balón y asómese a un potrero. La primera regla del potrero es que siempre va a haber un grupo jugando; la segunda es que siempre les va a faltar uno para completar. Ese uno es usted; está escrito en su destino. Si lleva el balón en las manos, sin embargo, pensarán que ataja y lo mandarán al arco. Hágame caso: llévelo bien amaestrado bajo el pie; usted no vive del balón, el balón vive de usted; está allá abajo, es ínfimo bajo su suela. Si puede asomarse al potrero haciendo jueguito[***], mucho mejor. Debe usted tener la estampa de un diez: demuestre que el balón no es su amigo, como dijo Oliver Atom, es su esclavo. Sus futuros compañeros de equipo quedarán maravillados.

Sonría. Alégrese. Está usted listo para disfrutar de una mañana, tarde o noche del deporte más popular del mundo. Será nueve goleador o cinco picapiedra; será diez habilidoso o dos rústico; será el arquero imbatible o el número doce, eterno suplente... Es irrelevante. Usted estará ahí, partícipe del bretonismo popular, admirado u odiado por la destreza de sus pies.
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[*]Bretonismo: "Fetichismo del botín" (Vargas Llosa). Por el novelista francés Restif de la Bretonne, cuyos personajes masculinos se enamoraban de los femeninos exclusivamente por sus pies.
[**]Sarasa Statistics, Missouri, U.S.A., 1986.
[***]Haciendo cascaritas.

3 comentarios:

Edd Stargazer dijo...

Que bacán! oye acá por eso usábamos tarros de tampico porq' q' peligro eso de las latas. Respecto a lo del potero es muy interesante q' siempre estén incompletos.. una Ley de Murphy alrevesada

Anónimo dijo...

Espero que eso de picapiedra no sea por mi, yo me veo màs como redondo jajaja

austro-boy dijo...

escoge, Danito: cinco picapiedra, dos rústico o arquero imbatible!!! jaja